viernes, 23 de febrero de 2007

Juan, John, Giovanni... un valiente testimonio



Yo también fui emigrante.

Por breve tiempo pero emigrante al fin y al cabo. Aunque no sé yo si el resto de mi vida que llevo por esas Españas se puede considerar emigración también. No sé, no quiero meterme en un jardín sin salida.El caso es que fui a trabajar a la construcción a Suiza donde me dejé las manos de estudiante y las lumbares cavando zanjas y acarreando ladrillos.

Estaba en la zona germanófona por lo que a los españoles, los italianos y los portugueses que allí habíamos y que no teníamos ni "papa" de la lengua de Wagner se nos dirigían en italiano. No me quedó más que aprender, de oído y en parte por la televisión, el hermoso idioma, seguramente ayudado por los conocimientos que tenía de otras lenguas romances como el francés, el gallego y el propio latín. Para que luego digan de las lenguas muertas.

Al cabo de un mes mas o menos me defendía perfectamente en italiano. Pues, si no lo saben, uno siempre ha sido muy listo.El problema venía cuando los italianos intentaban decir mi nombre. Juan, es mi nombre, mucho gusto, un nombre sencillo a la vez que elegante e hispánico donde los haya y si no que le pregunten a Tirso o a Zorrilla.
Me llamo Juan aquí, en Asturias, en Cataluña y en la China Popular.Bueno, al grano, los italianos eran incapaces de pronunciarlo y literalmente sonaba así: "Kuan". A mí, particularmente, me sonaba a chino, así que, cediendo a la evidencia, terminé haciéndome llamar por los napolitanos por el nombre de Giovanni.
Si alguno no lo sabe es la traducción del nombre y preferí que me llamaran en extranjero a que lo pronunciaran mal en un extraño español. No podía exigir a alguien que pronunciara una "J" cuando no lo había hecho en su vida. Soy así de tolerante.Y no me molestaba con los latinos, a pesar de estar resentido de cuando invadieron Hispania y dejaron Mérida todo lleno de piedras.
O más recientemente cuando Mussolini le envió a Franco aquellas tropas de soldados con los cascos emplumados.No soy rencoroso y lo reconozco, me gustan los spagetti.Además Giovanni no sonaba mal, aunque yo hubiera preferido John, como John Waynne, pero nadie es perfecto.

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